Es ya un hecho admitido por todos que materia y energía son dos fenómenos físicos inseparables. El cu erpo humano posee electricidad en forma de impulsos nerviosos y un campo electromagnético propio. Asimismo, la propia actividad fisiológica del organismo genera diferentes y muy variados flujos de vibración, que inciden sobre el estado anímico o campo vibracional general.
Cuando una vibración corporal es muy intensa se manifiesta como emoción, que etimológicamente significa movimiento. Las emociones forman parte de la actividad biológica del organismo animal. Por su parte, los pensamientos poseen también un soporte material, energético y emocional que los nutre y están en consonancia con él.
Por último, existe una dimensión que va más allá de lo meramente individual y que conecta a la persona con el resto del universo. Es lo que llamamos el alma o también espíritu individual.
Igual que los elementos naturales pueden calificarse de más o menos densos, según su componente material sea mayor o menor; en el ser humano, el cuerpo físico sería el de vibración más baja, y el cuerpo o ámbito espiritual, el de vibración más inmaterial o sutil.
En definitiva, existen cinco ámbitos principales en el ser humano que se manifiestan un nivel vibracional distinto: cuerpo físico, cuerpo etérico, cuerpo emocional, cuerpo mental y cuerpo espiritual (Ver Salud integral).
La medicina holística es una forma de terapia que interviene en los cinco cuerpos del ser humano conjuntamente. Entiende que las enfermedades provienen de interponer obstáculos al desarrollo natural de la vida y libera en cada uno de los cinco ámbitos, los que le son propios.
Cualquiera de estos obstáculos pueden ser conscientes o inconscientes. Los impedimentos al fluir natural de la vida muchas veces pasan desapercibidos, dado que el organismo tiene múltiples sistemas de compensación y, sobretodo, porque la mayoría de las personas prestan atención a su salud cuando padecen ya enfermedades graves.
Respecto a las causas que impiden la salud, la medicina holística reconoce al menos cuatro principales: experiencias traumáticas, patrones adquiridos, memorias heredadas y tensión emocional. Todos ellos impiden la autorrealización individual del ser en su manifestación única, lo cual es la base del auténtico bienestar o salud integrales.